Egilea: Bizkaiko Hirugarren Sektorearen Behatokia
Laburreko zenbakia: 07/2019

Objetivos de desarrollo sostenible una nueva agenda global. ¿Que son, de dónde surgen?

En el año 2015 el Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Una propuesta integral de progreso a nivel mundial, estructurada en torno a las tres dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible. Una iniciativa global que abarca 17 retos desarrollados en 169 metas concretas a alcanzar antes del año 2030. En definitiva, un marco de referencia globalmente reconocido que será necesario incorporar y adaptar como propio por parte de los diferentes agentes sociales responsables de promover las transformaciones necesarias para su consecución[1].

Haciendo un poco de historia descubrimos que los objetivos de desarrollo sostenible son la reformulación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que entre los años 2000 y 2015, proporcionaron un marco articulado desde Naciones Unidas para la consecución de unas metas globales de mejora. Los ODM estaban compuestos de 8 objetivos, 18 metas y 48 indicadores.

Pero el contexto mundial con sus rápidas transformaciones ha impulsado nuevas formulaciones para este proyecto de mejora global. El aumento de la complejidad, la globalización como un proceso cada vez más interdependiente e interconectado, la búsqueda de nuevas formas de gobernabilidad en este nuevo contexto global, la emergencia de la sociedad de la información, el proceso de digitalización y la mayor capacidad para identificar datos, indicadores y conocimiento aplicado, las tendencias demográficas, la transformación de las sociedades a partir de los flujos migratorios, los cambios en las tendencias con respecto a la pobreza mundial y la cada vez más evidente y preocupante crisis climática son sólo algunas de las realidades y urgencias que han motivado esta profunda reformulación.

En coherencia con este nuevo contexto, uno de los grandes avances y aportes tiene que ver con un cambio de enfoque a varios niveles entre los que queremos destacar los siguientes:

  • La transformación más evidente tiene que ver con la dimensión y el alcance. Los ODS nacen a partir del mayor proceso participativo fomentado por Naciones Unidas. Un proceso significativamente más incluyente que ha implicado a diferentes sectores y ámbitos geográficos y culturales y que ha supuesto alcanzar una nueva dimensión en la propuesta global tanto por el aumento en el número de objetivos y metas, como por el mayor desarrollo en relación con los indicadores y herramientas de medición de resultados.
  • Por otra parte el cambio tienen que ver con pasar del paradigma del desarrollo al de desarrollo sostenible. Esto implica su reformulación a partir de sus tres dimensiones “la económica, social y la ambiental, priorizando la lucha contra la pobreza y el hambre, pero con un fuerte anclaje en la defensa de los derechos humanos, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, abordando la reducción de las desigualdades entre cada país y entre los diferentes estados como elemento prevalente, junto a la eliminación de patrones de consumo insostenibles[2].
  • Este giro hacia el desarrollo sostenible supone la comprensión de los objetivos como un marco global que nos implica a todas. Si bien los ODM[3] fueron concebidos como una iniciativa centrada en el progreso de los países en vías de desarrollo, los ODS son un marco de avance que fomenta un paradigma de desarrollo sostenible en el que todos los países y sociedades estamos involucradas por igual. “Mientras que los ODM trataban fundamentalmente de concentrar la ayuda al desarrollo en los más pobres y desfavorecidos de unas cuantas zonas restringidas, ahora el mantra es que los nuevos objetivos deberían ser universales[4] Así se entiende que “la visión simplista entre los países “desarrollados” y “en desarrollo” debe sustituirse por una distribución más compleja y gradual de responsabilidades a nivel internacional”[5].
  • Una agenda integral, interconectada e indivisible. Un marco que entiende que no se trata de priorizar unos objetivos sobre otros sino de fomentar un compromiso global, ya que los diferentes retos están íntimamente vinculados e interactúan unos sobre otros. Así, no se puede dejar de relacionar, por ejemplo, pobreza con desastre climático, la necesidad de una sociedad que fomente la igualdad entre hombres y mujeres con la educación, o la reducción de las desigualdades en nuestras sociedades con el avance en nuevos modelos de gobernanza.
  • También, destacar que los ODS son una agenda de desarrollo multidimensional que implica a una gran diversidad de agentes. Más allá de los gobiernos y de los organismos internacionales es clave la participación del sector privado, la sociedad civil organizada, los organismos regionales, las entidades e instituciones del mundo académico o la ciudadanía en general. En coherencia con este cambio de enfoque nos encontramos con un marco global que debe ser adoptado y articulado desde los diferentes países, realidades, contextos y adaptado a las diversas dimensiones, capacidades y roles. Unos objetivos que se han ido articulando en propuestas a nivel europeo a través del Enfoque de la UE para aplicar la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible junto con sus países miembros, a nivel nacional con la agenda española, con la Agenda vasca a nivel de comunidad autónoma o a través de “la Agenda 2030 local. Cómo abordar los Objetivos de Desarrollo Sostenible desde el ámbito local. Guía Práctica” elaborada por Udalsarea, abarcando la dimensión más cercana en el ámbito de las administraciones públicas. Una iniciativa que también se está adaptando a través de diferentes procesos y guías en el ámbito empresarial[6], las PYMES[7], el ámbito académico y universitario[8] o en el ámbito del tercer sector y de las organizaciones sociales, como veremos más adelante.

Finalmente, destacaremos como uno de los puntos clave para el éxito de esta agenda la capacidad de poder identificar y medir los avances o retrocesos en relación con los diferentes objetivos. Para ello, ya en sus inicios en el año 2015, se constituyó un Grupo Interinstitucional de Expertos (IAEG-SDG´s), encargados de la proposición de los indicadores que medirán los avances en la consecución de los 17 objetivos de desarrollos sostenible. Este grupo de expertos estableció 232 indicadores divididos en tres niveles. “El nivel I comprenderá aquellos que tienen una metodología establecida y amplia disponibilidad de datos; el nivel II, los que cuentan con una metodología establecida pero con datos difíciles de obtener, y el nivel III comprenderá aquellos indicadores para los que no se ha desarrollado una metodología acordada internacionalmente[9].

A partir de la identificación de estos indicadores se han desarrollado a diferentes niveles y en diferentes ámbitos un gran número de propuestas para ir evaluando el estado en relación con el cumplimiento de estos objetivos. Así, por ejemplo, el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de periodicidad anual, que proporciona un panorama general de los esfuerzos realizados hasta la fecha para su aplicación a nivel mundial; la plataforma electrónica lanzada por el INE, sobre los Indicadores de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 a nivel nacional; a nivel autonómico el Informe SOS 17 x 17 (17 ODS en las 17 CCAA) Agenda 2030 en España elaborado por el Observatorio de la sostenibilidad; los informes de Seguimiento de la Agenda Euskadi Basque Country 2030; o, a nivel local, el informe Los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 100 ciudades españolas.

Los ODS desde la mirada del Tercer Sector Social

Como bien destacamos, una de las potencialidades de este nuevo marco global es la mirada multidimensional y multi-agente. En este sentido, “La sociedad civil debe ser palanca de cambio, contribuyendo como agente transformador y como catalizador de la participación y la sensibilización de la sociedad en el ciclo de las políticas públicas y en la puesta en marcha de soluciones concretas e innovadoras”[10]. Este papel, ampliamente reconocido, tanto desde la participación de numerosas organizaciones y personas en el proceso de formulación de los objetivos, como en el propio desarrollo de la agenda, deberá actuarse a través de la implicación desde sus diferentes funciones de sector y de la de la sociedad civil en general.

Pero, ¿cuál es este aporte? ¿Cuáles son las contribuciones clave que debemos incorporar desde nuestro rol al desarrollo de la agenda?

  • En primer lugar, nuestro aporte es necesario como agentes cruciales para el desarrollo de determinadas acciones y estrategias. Como organizaciones y proyectos que trabajan en contra de la pobreza, en la reducción de las desigualdades, en el acompañamiento a colectivos vulnerables, en la lucha militante contra el cambio climático. ¿En cuántos de los objetivos estamos desarrollando programas o iniciativas? ¿En cuántos de ellos tenemos un contacto significativo con las personas y los colectivos afectados directamente por las problemáticas? ¿Cuánto conocimiento técnico hemos incorporado en las décadas y décadas de trabajo vinculado con estos retos y que podemos aportar para una mayor eficacia en su consecución?
  • También como entidades y personas especialmente activas en la labor de incidencia y sensibilización. Siendo portavoces y promotores en la difusión de esta agenda global en la que nos comprometemos involucrando a cuantos más agentes mejor. Pero, sobre todo, desde el compromiso en la defensa y promoción de los derechos humanos respondiendo a la demanda de una sociedad cada vez más exigente en este sentido. Con un papel reivindicativo, en el que se exijan las obligaciones de los poderes públicos en relación a la garantía y ejercicio de estos derechos.
  • En tercer lugar resaltar nuestro papel como agentes capaces de articular y tramar espacios de colaboración y construcción de alianzas eficaces, o, como se recoge en la meta 17:17, “fomentar y promover la construcción de alianzas eficaces en las esferas pública, público privada y de la sociedad civil, aprovechando la experiencia y las estrategias de obtención de recursos de las alianzas[11]. En este capítulo nos parece muy reseñable la labor que está realizando la plataforma Futuro en Común y su Observatorio de los ODS con su “vocación de aportar desde una mirada intersectorial a la puesta en marcha de una agenda de desarrollo sostenible transformadora, tanto en su dimensión doméstica como en su repercusión global[12].

Hablamos de  un aporte como sector que debe concretarse en acciones como  “Controlar a los poderes públicos […] Apoyar y acompañar a las personas que se encuentran en situación de exclusión y vulnerabilidad para que puedan hacer llegar sus demandas y asegurar que se incluyan los intereses […] Denunciar situaciones de exclusión y vulneración de los derechos humanos para que “nadie quede atrás” […] Educar […] sobre los derechos humanos como conjunto de valores, principios y normas que organizan una sociedad justa donde todas las personas pueden ejercer sus derechos. […y fomentar y participar en] la creación de redes y alianzas que permitan el intercambio de experiencia y conocimientos, la búsqueda de soluciones conjuntas, la participación como actores políticos y sociales, hacer visible la realidad de los millones de personas a las que representan”[13].

Finalmente, apuntamos dos claves complementarias que nos parecen especialmente relevantes antes este nuevo escenario.

Por un lado, la gran oportunidad que nos ofrece el marco de la agenda ODS para dar un paso adelante como agente relevante y reconocido. Si bien como sector en las últimas décadas estamos viviendo un proceso de mayor reconocimiento, es cierto que aún en muchas ocasiones se sigue obviando o invisibilizando nuestro aporte y nuestra capacidad para ofrecer respuestas necesarias y significativas a la sociedad. Esta es una buena oportunidad de posicionarnos desde la convicción y desde la certeza de sabernos parte clave para la consecución (en colaboración) de estos objetivos.

Por otro, la necesidad de incorporarnos a esta agenda desde una mirada crítica y no complaciente. Sabiendo que, del mismo modo que es una propuesta llena de potencialidades, también es un proceso lleno de contrariedades y, en no pocas ocasiones, quizás con un excesivo barniz declarativo y una gran puesta en escena que puede eclipsar ejercicios de denuncia necesarios y pasos concretos para lograr compromisos sólidos capaces de trasformar realidades de gran dolor, sufrimiento y dificultad.

Cómo podemos integrar este marco en el día a día de nuestras organizaciones

Una vez entendida la trascendencia de los ODS en nuestro contexto actual y situado nuestro papel en la consecución de estas metas, nos toca ser capaces de incorporarlos en el día a día de nuestra estrategia y de nuestra acción. Así, los ODS deberían instalarse como una brújula relevante junto con otras referencias significativas, planes de sector, desarrollos legislativos en varias materias y, sobre todo, acompañados de enfoques basados en DDHH.

La incorporación de este enfoque debería reflejarse en dos procesos o ejercicios de mirada consciente: una hacia afuera (análisis de la realidad, relaciones, espacios para la colaboración, sensibilización, denuncia…), y otra hacia adentro (reflexión y reformulación de nuestra agenda, prácticas y modos de hacer a la luz de los objetivos, auto cuestionamiento en base a este marco de nuestra propia gestión interna…).

Quizá sea necesario resaltar que, más allá de la formalidad de la suscripción o el apoyo a los objetivos y su reconocimiento, el incorporarlos a nuestras organizaciones requiere de un proceso consciente y bien situado que deberemos dotar de tiempos y recursos para llevarlo a buen fin. Un proceso que, como apuntábamos, tiene que ver con la estrategia pero también con la reflexión y la posibilidad de re-formularnos a la luz de esta agenda.

Para facilitar esta incorporación vamos a apoyarnos en dos guías específicamente diseñadas para las organizaciones del sector. La publicación las ONG ante los ODS. Propuesta de Acción del Pacto Mundial, desarrollada por La Red Española del Pacto Mundial en colaboración con la Plataforma de ONG de Acción Social, y la Guía de los ODS para las organizaciones del Tercer Sector, editada por la fundación Vicente Ferrer, una adaptación de la metodología SDG Compass para traducir el marco a la contribución de las organizaciones y sus características.  En la guía de los ODS de la Fundación Vicente Ferrer podéis encontrar también algunos ejemplos de contribuciones y algunos recursos para trabajar en relación con cada uno de los objetivos.

A partir de estas referencias planteamos cinco pasos para incorporar la mirada de los ODS a las organizaciones del tercer sector.

 

PASO 1:

Conocer los ODS: Reflexionar y entender y profundizar en los objetivos desarrollo sostenible.

 

Comprender la importancia de este nuevo paso global que hemos dado con la formulación de los ODS, conocer en concreto los diferentes retos objetivos y metas y, sobre todo, hacer una reflexión profunda sobre esta propuesta en el marco del trabajo que realizamos, un análisis de la realidad global y situada en el propio entorno de la organización. Analizar la realidad y el contexto, reflexionar qué modelo de sociedad queremos defender, identificando los obstáculos y retos para conseguirla y considerando el papel de nuestra organización en relación a este análisis realizado.

 

Enfocando los ODS desde una perspectiva de derechos humanos, relacionando las diferentes necesidades que están en juego, las diferentes realidades que aparecen, los diferentes objetivos y retos, con los diferentes derechos implicados en su desarrollo. Una buena clave para incorporar este enfoque de DDHH la podemos encontrar a partir de los Diez Principios del Pacto Mundial que derivan de declaraciones de Naciones Unidas en materia de derechos humanos, trabajo, medioambiente y anticorrupción y que gozan de consenso universal.

 

PASO 2:

Definir los ODS prioritarios.

 

Una vez realizado todo este proceso de reflexión y profundización, se tratara de empezar a concretar. Para ello, destacaremos la importancia de mapear los impactos de la organización en relación con los ODS, tanto los impactos positivos como los negativos. A partir de este primer mapeo seleccionaremos los diferentes indicadores y recopilaremos datos sobre este impacto para poder monitorearlos a lo largo del tiempo.

 

Para desarrollar este paso es importante tener información sobre cada uno de los objetivos y de los indicadores que queremos abordar contando también con información sobre las diferentes políticas y legislaciones, de las diferentes estrategias y la evolución de sus resultados, de los programas y propuestas que se están desarrollando desde los poderes públicos para abordar estos objetivos, valorando en qué medida se están comprometiendo con los mismos. Por ello, no se trataría únicamente de realizar un diagnóstico interno sino también de relacionar este análisis con las estrategias y propuestas del entorno, tanto institucional como social, para alinearse con ellas desde una posición comprometida y también crítica.

 

PASO 3:

Establecer metas e indicadores.

 

En este tercer paso se procederá a establecer objetivos específicos estableciendo límites temporales y procedimientos de medición. Se trata de articular la estrategia de la organización con los diferentes planes y metas establecidas a diferentes niveles orientando así el trabajo en base a este marco.

 

Una vez aclarado este marco de actuación se debería proceder a anunciar públicamente los retos en un ejercicio de transparencia y compromiso con la estrategia.

 

PASO 4:

Integrarlo en la organización.

 

Si ya hemos definido estas prioridades y establecido los objetivos el siguiente paso será integrar el marco de la agenda en las diferentes tareas y acciones de la organización.   Articulando estas acciones con los roles que cómo organizaciones y como sector nos competen, definiendo nuevas líneas que contribuyan a su realización y orientando todas estas acciones vinculadas con un enfoque de DDHH.

 

Se trata de centrarse en estos objetivos, acciones y propuestas incorporando los diferentes retos tanto a nivel de atención directa o de intervención como vinculados a la gestión interna y a los modos de hacer de la organización. La coherencia es clave en este proceso e implica también posicionamientos públicos y ejercicios de claridad y transparencia.

 

En este punto va a ser importante el trabajo en red y la construcción o participación en diferentes alianzas vinculadas a la consecución de determinados retos con los que se ha alineado la organización. Los ODS facilitan, o deben facilitar, la creación de estas alianzas al generar un marco compartido ampliamente reconocido por diferentes ámbitos, sectores y agentes sociales.  Desde el Pacto Mundial se han establecido 7 características clave para que estas colaboraciones sean efectivas y estén alineadas con la estrategia.

 

PASO 5:

Reportar y comunicar las acciones desarrolladas, y sus impactos

 

Finalmente se tratará de comunicar los diferentes progresos en relación con los compromisos adquiridos. Está comunicación no se limita únicamente a los resultados o impactos si no que se va a vincular a todo el proceso de adhesión y compromiso con esta agenda. Me comprometo con los ODS, elijo algunos de estos retos prioritarios por estos motivos, tomo como referencia estos indicadores, integro la estrategia en toda la organización, me implico en diferentes alianzas y redes constituidas para su consecución, y, a lo largo del del tiempo, voy reportando los diferentes resultados e impactos que voy pudiendo medir a través de los indicadores prefijados.

 

Una de las vías para llevar a cabo esta comunicación pueden ser los informes de progreso, un requisito que se establece para las entidades no empresariales que se unen al Pacto Mundial y por el cual las diferentes acciones realizadas se comunican a través de un informe que debe ser reportado de forma bi-anual haciéndolo público en la plataforma Internacional del Pacto Mundial y en la página web de la red local. Si bien es un tipo de reporte anterior a la formulación de los ODS, estos se pueden integrar en el mismo. Se acaba de publicar una guía[14] para realizar este proceso.

 

 

Finalmente, queremos dejaros algunos ejemplos sobre cómo realizar la integración de este marco en una organización. Así, se relata el caso de estudio sobre el tercer plan estratégico del Tercer Sector Social incluido en la publicación “las ONG ante los objetivos desarrollo sostenible” o podéis ver una reflexión más extensa y detallada en la publicación “Objetivos de desarrollo sostenible y promoción de los derechos de las personas con discapacidad”, un diagnóstico sobre las contribuciones del CERMI y sus organizaciones para la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible y orientaciones para intensificar las en el futuro.

Objetivos de desarrollo sostenible: una mirada crítica. Contrariedades y contradicciones.

Si bien entendemos que el marco de los ODS es un marco especialmente relevante en el contexto actual también creemos que es importante salvaguardar una mirada crítica propia de organizaciones como las nuestras. En estos últimos tiempos son innumerables las propuestas, jornadas, pronunciamientos y declaraciones que podemos escuchar en boca de una gran diversidad de agentes relacionadas con los ODS. Es evidente que nos encontramos ante un gran paso como sociedad global y quizás con no poca retórica vacía y exceso de imagen sin voluntad transformadora.

Ante este contexto es importante mantener un papel comprometido, abierto, alineado y posibilista, pero también crítico. Queremos adjuntar algunos elementos que nos pueden ayudar a permanecer vigilantes y a trabajar por el verdadero compromiso que creemos que subyace en la formulación de esta agenda global.

  1. En primer lugar, resaltamos con claridad que si bien el origen de los ODS es la búsqueda de una transformación global también lo es que:
    • Nace arrastrando un histórico de incumplimientos en relación a otros compromisos similares, ya que “con anterioridad, la comunidad mundial había adoptado agendas de desarrollo que planteaban también objetivos ambiciosos de carácter global, como acabar con el hambre, reducir la pobreza, alcanzar la educación básica universal o conseguir el 0,7% de ayuda al desarrollo para los países más pobres, como pretendían los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que fueron aprobados quince años antes[15]. Podemos reconocer esta nueva agenda como heredera del modelo y declaraciones anteriores. Podemos entenderla como propuesta mejorada y con una más compleja articulación, proceso participativo, elaborado con mayor detalle, con un mejor tramado listado de indicadores para su evaluación, etc., pero también debemos reconocer un cierto escepticismo ante objetivos y declaraciones precedentes que se vuelven a formular incluso con visiones más optimistas sobre retos reiteradamente incumplidos.
    • Echamos en falta en la formulación de los ODS un más acentuado análisis crítico sobre la íntima relación entre posicionamientos o acciones de determinados agentes con respecto a cómo afectan a determinadas problemáticas, como por ejemplo “entre la estructura de la industria agroalimentaria real y la mejora de la nutrición o la promoción de la agricultura sostenible (objetivo 2); o entre un crecimiento económico que se persigue intensificando la presión sobre los recursos naturales con tendencia a superar en muchos aspectos la capacidad de carga del Planeta, con la garantía de modalidades de consumo y producción sostenibles (objetivo 12)[16]. También echamos de menos un análisis crítico sobre los motivos y las responsabilidades para no alcanzar los objetivos planteados en anteriores compromisos.
  2. En segundo lugar, destacamos la falta de compromisos más allá de lo declarativo o la literalidad de lo firmado. Y es que los ODS no comprometen jurídicamente a ninguno de los agentes firmantes, no conllevando ninguna sanción o repercusión concreta su incumplimiento. Por eso nos parece muy importante la vinculación de este marco con el enfoque la perspectiva de los derechos humanos. “Los ODS no son de obligado cumplimiento pero tienen su anclaje en los derechos humanos por lo que sólo se harán realidad si los Estados cumplen con sus obligaciones internacionales emanadas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos[17]. Es necesario por ello situar encima de la mesa cuando enfoquemos los diferentes retos de la agenda un análisis sobre cuáles son los derechos que están el juego en cada uno de ellos. También lo será el permanecer vigilantes sobre el cumplimiento o incumplimiento de los diferentes derechos relacionados con la agenda por parte de los diferentes agentes y Estados.
  3. Finalmente, entendemos el marco de los ODS como una agenda llena de potencialidades que se va a ir revelando como útil y transformadora en la medida en la que se vayan cumpliendo los compromisos declarados, para lo que habrá que estar atentos entre otras cuestiones:
    1. A la dotación de recursos para impulsar los diferentes retos, objetivos o incluso los propios procesos para medir y verificar el cumplimiento de los objetivos.
    2. A la capacidad para dotarse de mecanismos de medición de los impactos y de los resultados desde una perspectiva comparada en los diferentes ámbitos y países.
    3. A su capacidad para generar propuestas de gobernanza y procesos integrales de abordaje de las cuestiones globales involucrando a los diferentes agentes sociales, desde las políticas públicas a los mercados pasando, como no, por la sociedad civil o las organizaciones, implicando mejoras en el ordenamiento jurídico y normativo internacional.

“En resumen, tenemos una agenda ambiciosa y muy amplia, pero la pregunta ahora es: ¿la agenda 2030 ser realmente transformadora? ¿Es lo que necesitamos ahora? La única respuesta posible es: depende.

 Y depende, en mi opinión, de cinco preguntas cruciales: 

  • ¿Será la Agenda capaz de preservar su enfoque integral? O, alternativamente, se acabará centrando solo en la pobreza y otros problemas sociales, pero marginando las otras dimensiones (económicas y ambientales).
  • ¿Será una Agenda realmente universal? O, alternativamente, va a terminar, una vez más, como una agenda para los países más pobres.
  • ¿Será una Agenda capaz de involucrar a todas las políticas públicas (el gobierno en su conjunto)? O, alternativamente, será sólo un programa impulsado desde las políticas de cooperación al desarrollo.
  • ¿Será capaz de adoptar mecanismos eficaces de rendición de cuentas? O bien, como de costumbre, contiene metas utópicas sin compromisos efectivos y sin procesos claros de supervisión y rendición de cuentas.
  • Y por último, ¿la Agenda será capaz de movilizar los recursos y medios de apoyo necesarios para convertir sus objetivos en una realidad?”[18]

 

[1] Podéis profundizar en el desarrollo de los diferentes objetivos y metas a través de esta página web creada por NNUU en la que se recogen las metas de cada objetivo contextualizadas con algunos datos destacables y con enlaces relacionados con el mismo. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/ Junto con esta web existe un gran número de iniciativas que nos van a poder ayudar del mismo modo a profundizar en los ODS. Destacamos dos de ellas. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals.html y Agenda 2030 del gobierno de España https://www.agenda2030.gob.es/es/objetivoswww.agenda2030.gob.es
[2] Gómez-Gil C (2018) Objetivos de desarrollo sostenible (ODS): Una revisión crítica. Papeles de relaciones ecosociales y. cambio global, 140,  107-118. Recuperado de: http://www.cvongd.org/ficheros/documentos/ods_revision_critica_carlos_gomez_gil.pdf
[3] En el articulado de los ODM los objetivos del 1 al 7 buscaban que los países en vías de desarrollo tomaran nuevas medidas y aunaran esfuerzos en la lucha contra la pobreza, el analfabetismo, el hambre, la falta de educación, la desigualdad entre los géneros, la mortalidad infantil y la materna, el VIH/sida y la degradación ambiental; mientras que el ODM 8 instaba a los países desarrollados a adoptar medidas para aliviar la deuda, incrementar la asistencia a los países en desarrollo y promover un mercado más justo. Disponible en:  onu.org.pe.
[4] Kenny, C. (2015) ¿Hemos perdido el rumbo? De los ODM a los ODS. Política exterior, 29 (163), 80-91. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4932216
[5] Alonso, J.A. (2015). La Agenda 2030 para el desarrollo: ¿es una agenda transformadora? International Leadership Association. Disponible en: blogbridges.org
[6] Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas (2016). El sector privado ante los ODS. Guía práctica para la acción. Disponible en: https://www.pactomundial.org/wp-content/uploads/2016/09/Guia_ODS_online.pdf
7 Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas, Consejo General de Economistas de España (CGE) y Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) (2019). Guía para PYMES ante los objetivos de desarrollo sostenible. Disponible en:  https://www.cepyme.es/wp-content/uploads/2019/11/Gu%C3%ADa-para-pymes-ante-los-ODS.pdf
[8] Sustainable Development Solutions Network (SDSN) Australia (2017). Cómo empezar con los ODS en las universidades. Una guía para las universidades, los centros de educación superior y el sector académico. Disponible en: https://www.um.es/documents/10908394/12705734/GUIA+ODS+UNIVERSIDAD.pdf/4c5b1524-077f-4ad5-abe2-e42cfc38b1a5
[9] Martínez-Osés P.J., Gil-Payno, M.L. (2017). El índice de Coherencia de Políticas para el Desarrollo: midiendo la Agenda 2030 desde la Coherencia de Políticas para el Desarrollo. Revista Iberoamericana de Estudios de Desarrollo, 6 (1), 102-127. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5989592.pdf
[10] Futuro en Común (2018). Informe de la Sociedad Civil Española. Año 2018. Una Agenda 2030 transformadora para las personas y el planeta. Propuestas para la acción política. Recuperado de: https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/203533._Civil_Society_Report_Informe_Sociedad_Civil_Espan771ola_Futuro_en_Comn.pdf
[11] NNUU. Objetivo 17 de los ODS. Recuperado de:  https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/globalpartnerships/
[12] Recuperado de: https://futuroencomun.net/grupos-de-trabajo/https://futuroencomun.net/grupos-de-trabajo/
[13] García Varela, P. y Borja Segade, C. (2017). Guía de los ODS para organizaciones del Tercer Sector. Madrid: Fundación Vicente Ferrer, p.16. Recuperado de: http://fundacionvicenteferrerodsmadrid.org/wp-content/uploads/2017/10/GuiaODSorganizaciones3Sector_-F.VicenteFerrer.pdf
[14] Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas (2019). Integrando los ODS en los informes corporativos: una guía práctica. Recuperado de: https://www.pactomundial.org/2019/06/integrando-los-ods-en-el-reporting-corporativo-guia-practica-en-castellano/
[15] Gómez Gil, C., op. cit., p.107
[16] Cardesa-Salzmann, A. y Pigrau, A. (2017). La Agenda 2030 y los objetivos para el desarrollo sostenible. Una mirada crítica sobre su aportación a la gobernanza global en términos de justicia distributiva y sostenibilidad ambiental. Revista Española de Derecho Internacional, 69 (1), 279-285. Recuperado de:
[17] García Varela, P. y Borja Segade, C. (2017), op. cit., p.11.
[18] Alonso, J.A., op. cit., p. 9